Ayuntamiento de Fuenmayor

“LOS MARCHOS”, UNA FIESTA SINGULAR

 

Si algún peregrino extraviado hubiera llega a Fuenmayor por el Camino Viejo de Logroño en la noche del 7 de Diciembre habría visto asombrado desde lo alto de la Cuesta del Viso la fantasmagórica imagen de un pueblo en llamas.

Pero en vez de pasar de largo como hicieron los franceses en la guerra de la independencia, según nos cuenta la leyenda, lo mejor que podría haber hecho era acercarse a cualquiera de los numerosos “marchos” que jalonan el pueblo en esa noche mágica y compartir con los fuenmayorenses las patatas asadas, el choricillo, la panceta y la alegría de una fiesta que se pierde en las brumas de la historia.

Y es que en la víspera de la Fiesta de la Inmaculada se celebra cada año en Fuenmayor una fiesta especialmente singular y muy esperada por todos los fuenmayorenses que la celebran en la calle e invitando a sus amigos a acompañarlos en esta bonita y ancestral tradición.

Ese día a las siete de la tarde, el repique de campanas marca la hora de encender las más de cien hogueras que sobre todo los niños han ido preparando desde semanas antiguamente recogiendo la broza (las plantas ya secas y arrancadas de las huertas de caparrones, tomates, etc.) y más modernamente cartón, madera y todo lo que se pueda quemar para llenar las calles de color y de calor.

La corporación municipal, acompañada por las autoridades y fuerzas vivas de la localidad y de todos los vecinos que quieren participar de la fiesta al son de los dulzaineros realizan el recorrido tradicional por las calles del pueblo, bajando por el casco antiguo y visitando los marchos que jalonan las puertas y engalanan las calles hasta regresar al actual Ayuntamiento (hasta 1983 el Ayuntamiento estaba en la actual Casa de Cultura, con lo que el recorrido no salía del casco histórico del pueblo) en que se reparte patatas asadas, choricillo y vino de Rioja para todos y se finalizan los actos oficiales con la quema de fuegos artificiales.

Hace unos años, nuestro instituto convocó un concurso literario cuyos ganadores son tres magníficos relatos que ilustran el punto de vista histórico que tienen los jóvenes sobre esta fiesta. Así puedes leer “Las extrañas hogueras” (Relato ganador del concurso de bachillerato 2008) de Sandra Ramos Hidalgo), “Los Marchos, relato de un fuenmayorense” (Ganador de concurso de ESO) de  Ian Pagola y “Tiempo al tiempo” (ganador del concurso del año 2009) de Sandra tramos Hidalgo.

 

APUNTES SOBRE EL ORÍGEN DE LA FIESTA

 

Según la tradición, la fiesta recuerda la treta con la que los fuenmayorenses se salvaron del saqueo francés durante la Guerra de la Independencia, encendiendo hogueras para que las tropas napoleónicas creyeran que el pueblo ya había sido saqueado, como se recoge en un artículo el diario La Rioja el año 2012:

 “Fuenmayor ardió en llamas. Desde lo alto de la Cuesta del Viso, de espaldas al Camino Viejo de Logroño, la estampa semejaba un reflejo infernal de la Divina Comedia: fuego y humo, humo y fuego en un dantesco akelarre de infinita magnitud. Hace cuatro años conmemoró Fuenmayor el doscientos aniversario de la victoria contra el invasor francés sin derramar ni una gota de sangre, pues en la tarde del 7 de diciembre de 1808 se sitúa la gesta de ‘Los Marchos’. Cuenta la tradición que para evitar el saqueo por parte de las tropas de Bonaparte, durante la Guerra de la Independencia, los vecinos prendieron hogueras en puertas y balcones para que el enemigo creyera que el pueblo ya estaba saqueado. Desde entonces, Fuenmayor apila durante semanas todo lo inflamable y, en memoria de aquella ingeniosa treta, las llamas refulgen en vísperas de la festividad de Inmaculada Concepción.” (“Los Marchos de Fuenmayor, el fuego protector”, Diario La Rioja, 7-12-2012, y en larioja.com)

Lo que sí está sin embargo documentado es el asalto a un convoy de aprovisionamiento francés por parte de una cuadrilla de guerrilleros en la carretera que venía de Vitoria, en el paso de Buicio, al lado contrario de la cuesta por la que supuestamente vinieron los engañados soldados franceses desde Logroño, lo que provoco represalias e incluso ajusticiamientos por parte de las tropas francesas, acontecimientos que fueron recogidos por un Beneficiado de la Parroquia en un manuscrito que recuperó para la memoria pública D. Carlos Martínez Galarreta publicándolo en el Programa de Fiestas de 1.981 y que puedes ver en la sección de historia de esta página web.

De hecho la fiesta ya se celebraba con anterioridad y de hecho en la primera edición del Diccionario de la Real Academia, el llamado “Diccionario de Autoridades” publicado entre 1726 y 1739,  (mucho antes de la guerra de la Independencia por lo tanto) ya se recoge la acepción de “marcha” como “se llama en la Rioja la hoguera de leña, que se hace en las puertas de las casas, en señal de regocijo. Latín. Rogus“y que aún aparece en la octava acepción de la palabra en el actual diccionario de la Real Academia Española.

La fiesta puede estar relacionada con el equinoccio de invierno que se celebra por estas fechas y con antiguos ritos de purificación de los animales que vamos a ver como es uno de los componentes originales de esta tradición.

Todavía recuerdan algunos de los pastores más ancianos al obligación de hacer un marcho bajo pena de multa para evitar las enfermedades del ganado, en línea con el posible origen purificador del marcho, y así, todavía en 1945, hemos encontrado en nuestro Archivo Municipal un bando por el que el Alcalde ordenaba que "todos los propietarios de ganado mayor enciendan los correspondientes marchos a la puerta de sus casas al paso del Ayuntamiento.”

Puede ser una reminiscencia cristianizada de un rito prerromano relacionado con el calendario astronómico, una de cuyas consecuencias es el precioso conjuratorio o conjuradero de nuestra iglesia parroquial que con su monumental balconada se utilizaba para conjurar nublados y también para que el sacerdote bendijese a los ganados llevados a las afueras del templo para ello como documentamos en José Manuel Ramírez Martínez, “Conjuratorios”, en revista Piedra de rayo Nº 42, mayo 2013, p. 18-25. , Logroño.  Sapozabal.

El culto al fuego en rituales de purificación, del acto de quemar lo viejo para renacer al año siguiente y las nuevas cosechas que se halla presente en fiestas como las Fallas de Valencia o las hogueras de San Juan (que en Fuenmayor a pesar de celebrar ese día su fiesta patronal no se realizan) o de gracias por la cosecha recién terminada, como se sigue haciendo aún en muchos sitios y que la utilización de la broza nos indica que también está presente en el origen de nuestra fiesta.

Los mitos sobre el origen del fuego son diversos y nos muestran el intento de la búsqueda de la adquisición del fuego.  Frazer en su obra ‘Mythes sur l' origine du feu” (1930),  al referirse a los festivales del fuego en Europa dice que: “en toda Europa, desde tiempo inmemorial, los campesinos han acostumbrado encender hogueras en ciertos días del año o bailar a su alrededor o saltar sobre ellas. Las costumbres de esta clase pueden rastrearse por testimonio histórico hasta la Edad Media y sus analogías con las costumbres parecidas practicadas en la antigüedad.”

Francisco Gracia Alonso en “El fuego como referente de culto”  opina que es muy posible que existiese en Ia cultura ibérica Ia figura del héroe benefactor que obtiene el fuego para los hombres rescatándolo del dominio de los dioses, semejante al mito griego de Prometeo, puesto que el fuego es un elemento de transformación económica básico y sirve para acortar conceptualmente la distancia entre dioses y hombres.

En el norte de Portugal se celebran fiestas como los “Madeiros de Natal” o “Fogueira do Galo” cuyo origen hay que buscar en una época muy anterior a la difusión del cristianismo, y que también se hacían en el norte de Europa, como lo demuestran los esfuerzos hechos por los sínodos cristianos en el siglo VIII para suprimirlas como ritos paganos.

Los festivales del fuego tienen un gran parecido entre sí, en cuanto a sus ceremonias y la semejanza de los beneficios que la gente espera de ellos. La costumbre de encender grandes hogueras, saltar sobre ellas y hacer pasar los rebaños por encima o dando vueltas a su alrededor ha podido ser practicada de una manera generalizada en Europa. Se cree que el fuego promueve el crecimiento de las mieses y el bienestar de los hombres y animales y, además, quema todo el pasado, rompe con aquello que es viejo y las llamas purificadoras abren una nueva vida (“Hogueras de Navidad” en Noticiascyl, 26-12-2018)

También hay una fiesta judía que se celebra por estas fechas en la que también se encendían luminarias en las casas. Se trata de la “Janucá” o Fiesta de las Luminarias, que se celebra el 25 de Kislev del calendario judío, fecha que puede variar entre finales de noviembre y principios de diciembre de nuestro calendario y que está relacionada con la finalización de la cosecha de aceitunas, algo que vuelve a aparecer como recurrente en estas ceremonias.

Fiesta semejantes a la de los Marchos se celebran en otros lugares de La Rioja: las  “Marchas” de Cárdenas o las “Marcharas” de Villamediana de Iregua en San Antón, hoguera en la Calle Las Huertas de Arnedo el día de la Inmaculada, hogueras de Santa Lucía en Herce, en La Rioja alavesa (Lapuebla de Labarca, Navaridas) e incluso en otros lugares de España, como en Covarrubias (Burgos) o en Horce (Guadalajara), pueblo en donde también se hacen hogueras en las calles, en este caso en las casas de los cofrades de la Inmaculada que organizan la fiesta, ya que en el resto de localidades se hace una sola hoguera normalmente en la Plaza o en la puerta de la iglesia, un dato más que habla de la singularidad de nuestra fiesta de Los Marchos.  

 La palabra marcho puede derivar del latín “marctus” que designaba los restos de las plantas que quedan en la huerta después de haber acabado la época de la recolección, la broza (plantas ya secas de caparrones, tomates, etc.) que era tradicionalmente el principal componente de Los Marchos.

 

UNA FIESTA DEL SIGLO XXI

 

En el siglo XXI se va imponiendo el cartón y la madera a la broza cada vez más escasa y la fiesta por el rito religioso, pero la tradición sigue celebrándose puntualmente cada año y la fiesta sirve para celebrar cenas en bodegas y merenderos y también para celebrar en familia la primera cena de las próximas navidades, una cena en la que no faltará el turrón y el cava, pero tampoco el cardo y la berza, tradicionales platos navideños de la mesa riojana.

Cada siete de diciembre la comitiva oficial sigue saliendo al toque de las campanas a realizar el recorrido tradicional por las calles del pueblo, regresando al Ayuntamiento para probar las patatas asadas y, estos últimos años choricillo, regados con el vino de la tierra que el Ayuntamiento ofrece gratuitamente a todo el mundo y con el sorteo de un jamón entre todos los Marchos inscritos.

Y es que desde hace unos años es necesario inscribir el marcho en las oficinas municipales y cumplir una serie de normas de seguridad para evitar accidentes aunque se siga manteniendo intacto el espíritu de la fiesta.

Una fiesta que se anima en estos últimos años con tracas y fuegos artificiales que se van encendiendo al paso de recorrido en puntos estratégicos como la Casa de Cultura (el antiguo Ayuntamiento) o el puente de las carnicerías (en dónde estaba el matadero) y, sobre todo, al finalizar la degustación de patatas en la plaza del Ayuntamiento cerrando así los actos oficiales del día.

Por supuesto la fiesta sigue con cenas en familia o en cuadrilla siguen en bodegas, merenderos, bares o restaurantes con todos los fuenmayorenses y sus invitados celebrando una bonita y simpática fiesta que, como no podía ser de otra forma, se remata con un buen ambiente en uno de los numerosos bares de la localidad con un buen ambiente ya que es una de las ocasiones en que todo Fuenmayor se echa a la calle para mostrar su carácter alegre y abierto. 

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