Ayuntamiento de Fuenmayor

En el siglo XVIII, una vez liberado de las pesadas cargas económicas que supusieron los largos y costosos pleitos por la independencia del pueblo tanto en lo civil, contra los Medrano, como en lo eclesiástico, con la desunión de la iglesia de Navarrete, Fuenmayor conoce un desarrollo espectacular.
El vino se afianza como motor del desarrollo económico y comienza a exportarse a otras regiones e incluso al extranjero. Fuenmayor se distinguió desde el primer momento por la cantidad y calidad de sus vinos, y así en 1788, el palacio de los Marqueses de Terán ("el Palacio") fue la Sede de la Real Junta de Cosecheros de La Rioja, cuyos estatutos fueron aprobados por el Consejo de Castilla el 10 de octubre de 1792.
Esta Sociedad, formada por representantes de "los 52 pueblos de La Rioja castellana de Logroño a La Calzada, con Miranda de Ebro y los de la Yntendencia de Soria"  se preocupó de mejorar las condiciones de producción y comercialización del vino. Su lema “Prosperaras extrayendo” nos habla de su espíritu ilustrado y de su afán de lograr el desarrollo económico (Puedes ver sus estatutos en este enlace). 
En 1795 visita Fuenmayor Melchor Gaspar de Jovellanos por encargo de Antonio Valdés y Fernández Bazán, almirante y ministro de marina natural de Fuenmayor e insigne personaje de la época de la Ilustración al que cabe el honor de ser el inventor de la actual bandera española, para realizar unos expedientes de nobleza de sangre de su hermano, que residía en Fuenmayor al cuidado de la hacienda familiar. El escritor neoclásico recogía en un diario de forma detallada todas sus actividades y por él podemos saber que había un cosechero, el Señor Neto, que producía al año 30.000 cántaras de vino (480.000 litros de vino).
Jovellanos nos informa de la existencia de alfarerías dedicadas a la producción de enseres de uso doméstico y de las condiciones de vida de los numerosos jornaleros que trabajaban las tierras de los grandes propietarios, como los citados Neto, Fernández Bazán, Novajas del valle y otros, e incluso nos informa  de las diferentes formas de elaboración del vino en la época, como el "hervido fuera del lago" y "supurado, esto es, hecho de uva escogida y enjuta", un tipo de vino que era tradicional en La Rioja elaborado con pasas (uva que se ha dejado secar sobre paja) y que resultaba muy dulce.
También dedicó unos versos a Fuenmayor en unas "Epístolas" en las que recordaba en verso los recuerdos de sus numerosos viajes:

    He aquí do fue colmada mi esperanza.
    ¡Oh Fuenmayor! ¡Oh plazo venturoso
    de amistad, alegría y bienandanza!
    ¡Fértil Buicio! ¡Valle deleitoso!
    ¡Campos que siempre enriqueció Lieo [Baco]!
    ¡Santa hospitalidad! ¡Dulce reposo!
    Nunca os olvidaré; continuo empleo
    seréis de mi ternura y mi memoria,
     y aunque en vano, también de mi deseo.

De la vitalidad económica y social de nuestra villa, en esta época, dan fe los numerosos palacios y ermitas que se construyeron, y que constituyen una parte importante de nuestro patrimonio. En 2018  la investigadora fuenmayorense Eva Mª Nestares Hervías publicó en l revista Berceo un amplio estudio sobre los datos que el catastro del Marqués de la Ensenada arroja sobre la realidad social yeconómica Fuenmayor en el año 1752 que puedes ver al final de este artículo o pinchando en este enlace.
Uno de los más impresionantes es el ya citado de los Marqueses de Terán, perteneciente según parece a la familia de los Medrano, un gran palacio con balcones y galería corrida en la planta superior en el que destaca la complejidad y simetría de la composición arquitectónica. Fue adquirido después por Francisco Antonio de Tobía y Úbago, un singular personaje natural de Mansilla de la Sierra, rico ganadero y "hermano del honrado concejo de la Mesta" que luego bajó a Fuenmayor y fue el impulsor de la Real Junta de Cosecheros, que se reunía en este palacio que constituía su "casa habitación".
"El Portalón", casa solariega de los Fernández Bazán, en la Calle Mayor Baja Nº 17 procede de comienzos de siglo y destacan en él los tres escudos magníficamente adornados con hojas y monstruos. A pesar de ser de una sola planta, es de gran majestuosidad.
La "Fonda" es uno de los edificios civiles más importantes de toda La Rioja. En su impresionante despliegue de molduras, herrajes y balconadas destaca el adornado escudo de la familia Bazán con una imagen de San Francisco encima que preside todo el conjunto. Fue construido también por la familia Fernández Bazán y se le llama así por haber sido una fonda durante los años 60.
El palacio de los Neto y Benavides, aunque muy remodelado a principios de este siglo por sus descendientes, la familia Navajas, conserva todavía su prestancia, una magnífica linterna y restos de su primitiva estructura disimulados por yesos y enfoscados decimonónicos.
La arquitectura religiosa está representada en la ermita del Cristo (fechada en el dintel de la puerta en 1788), una ermita neoclásica en la que destaca el retablo mayor, de la primera mitad del XVIII, aunque algunas tallas sean anteriores, como el crucifijo titular de tamaño natural, obra de Juan de Lorena de hacia 1549, una Virgen del Rosario romanista del XVI y un lienzo del Ecce Homo del XVII. También de esta centuria es la ermita de San Martín, actualmente convertida en Salones Parroquiales. En la ermita del Carmen, las tallas de San José y San Joaquín son de estilo rococó de la segunda mitad del XVIII. La imagen antigua de la Virgen, que se conserva en la sacristía, es barroca, repintada, de mediados del XVIII.

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